Se hinchan mis pulmones al unísono
se deshinchan
como una sucesión de gotas que
van golpeando el cemento
y yo intento olvidar
o no volverme loco
sin avisar las noches
se vuelven días
se abre la única ranura cuando
el cielo se parte al medio
y un plato de comida se desliza
hacia mí
ejercito mis fibras en círculos
hacia el otro lado, a veces
sólo quiero un lápiz
un cuaderno
no, me han dicho
¿temen, acaso, las palabras atrapadas
en esta cárcel de huesos y poca carne?
no entienden al niño del otro lado
que me habla con voz de otoño
me ruega que no olvide
mientras los pájaros invaden
mi celda.