De placenta y de sal
un soplo
empuja a la cría
el primer aliento
se revela río
de leche gruesa
(pezones que desbordan)
en su boca el mar
nutre
escucha voces que no entiende
aún
no sabe de gaviotas
arponeros o piratas
o de lazos rotos
sólo ese chorro espeso
el amparo
de una sombra
son ecos y no ausencias
las voces
susurros contenidos
(como pétalos)
en el canto de otras hembras.