Lienzo


La luna parece romper a sus pies. Con el mismo ritmo parejo, el hombre atraviesa el lienzo intentando alivianar en cada corte. La tela no sangra. Le escupe los colores en la cara y él cree enceguecer. –No importa –piensa–. Mientras pueda mantener la otra mano en un puño hermético, el niño no se habrá soltado.

(Mientras sople la inocencia, no puedo despedirme)

Casa Quemada


Cuánto más alta la llama

más negro su

reflejo

sobre el polvo.

Origen


Están inquietos los ojos

y los bordes

sus lágrimas ignoran

la mirada

errante

entre mares y lagunas

rastrea

un origen.